»El que me obedece y hace lo que yo mando, demuestra que me ama de verdad. Al que me ame así, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y le mostraré cómo soy en realidad.
Juan 14:21 TLA
El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Le dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Juan 14:21-27
Reina Valera
Muchas veces escuchamos hablar de la salvación y por más que se nos repite que no es por obras para que nadie se gloríe, a veces buscamos ser activistas buscando ganarla o nos entra la duda si somos o no salvos, pero hay otros que creyéndose salvos se burlan de la gracia y siguen pecando cuando verdaderamente no hay salvación en ellos. Entonces nos preguntamos qué he de hacer para ser salvos, y no falta quien responde: “cree en el Señor Jesús y serás salvo tú y tu casa.” Entonces nos respondemos ah yo creo, pero la biblia dice que hasta los demonios creen y tiemblan, entonces realmente ¿cómo saber si hay Salvación en nosotros?
“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados. Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.”
Romanos 8:14-18
Entonces vemos que dice que el espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, entonces muchos leen solo hasta allí y dicen sí soy hijo de Dios pues mi espíritu me dice que lo soy y yo creo, Pero Yeshúa a muchos les dirá aquel día:
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
Mateo 7:21-23
Pero muchos dicen por qué si el espíritu me decía y eso les pasará por no leer los versículos siguientes, por eso están equivocados y solo lo creen porque un pastor sacó de contexto bíblico el versículo y les dijo que al repetir una oración y decir creer son salvos.
Pero si vemos bien el capítulo vemos que dice:
“ SI ES QUE PADECEMOS JUNTAMENTE CON ÉL”
Entonces ¿qué es eso de padecer juntamente con Él?
Pues si seguimos leyendo dice:
“Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.”
Romanos 8:18-23
Vemos cómo dice que gemimos con la creación, y eso es que vemos las injusticias de este mundo y nos duele, ya no soportamos el pecado, la vulgaridad y nuestra vida pasada nos fastidia, pues la rumba y todo lo del mundo ya no nos llena, ahora solo queremos hablar de su palabra con todo el mundo, pero la gente nos aborrece y Yeshúa nos lo advirtió:
“Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado. Si yo no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa por su pecado. El que me aborrece a mí, también a mi Padre aborrece. Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y a mi Padre.”
Juan 15:18-24
Así pues mis amigos cuando tenemos la salvación, todas estas cosas empiezan a suceder y es cuando hemos nacido de nuevo, de lo contrario somos unos SIMPLES RELIGIOSOS MÁS, asistiendo a una congregación o religión sin salvación.
Jesús nos dice que al que le ame: MI PADRE Y YO HAREMOS MORADA EN ÉL. Y eso significa que viene el espíritu santo a morar en nosotros y como le dijo Jesús a Nicodemo:
“El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.”
Juan 3:8
Porque todo el que ha nacido de nuevo no sabe de dónde viene, ni para dónde va:
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”
2 Corintios 5:17-21
Entonces si vemos al nacer de nuevo nuestra naturaleza es cambiada y es hecha de nuevo, y entramos en un proceso de santificación, entonces Dios nos toma para que roguemos en su nombre a la gente para que se reconcilie con Él, por eso predicamos a toda criatura, sin parar, pero si alguno dice ser Cristiano, pero su naturaleza no ha sido cambiada NO HAY SALVACIÓN EN ÉL, por más que diga seguir a Jesús y vaya a un lugar a congregarse, pues Judas estuvo con Jesús tres años y no fue salvó, eso quiere decir que en cualquier momento si su condición no es cambiada APOSTARÁ DE LA FE,
“Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.”
1 Juan 2:17-19
Vemos que el espíritu del anticristo está en muchos y es así como les viene un espíritu de error con poder engañoso y se perderán, así lo dice la palabra que pasará:
“Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.”
2 Tesalonicenses 2:8-12
Es así como vemos a muchos decir ser cristianos pero son realmente religiosos y andan en un espíritu de error y cuando hablamos con ellos por más que se digan cristianos y que asisten a congregaciones, en ellos no mora el espíritu santo, es más, hoy llegan al colmo en congregaciones de miles de personas que promueven cosas del mundo, como política, negocios, etc y es ahí donde vemos que millones están engañados por LOS FALSOS APÓSTOLES, FALSOS PROFETAS Y FALSOS MAESTROS, de las doctrinas de demonios de prosperidad, pues vemos lo que dice la palabra:
“Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.”
1 Juan 4:5-6
Así pues mis amigos ¿Cuál espíritu mora en nosotros? ¿EL DEL ERROR O EL SANTO ESPÍRITU DE LA VERDA?
Lo más triste es hablar con personas que llevan años en el evangelio y todavía no han nacido de nuevo y peor se dicen Cristianos, pero se gozan, permiten y avalan la injusticia contra sus hermanos en Cristo mientras la palabra dice:
“Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.”
1 Juan 4:16-21
Quiero aclarar que en este pasaje no habla de hermanos de sangre, sino de hermanos en Cristo. Los hermanos de sangre son prójimos no hermanos, y Jesús lo dejó claro:
“Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.”
Mateo 12:46-50
ASÍ QUE SI HEMOS NACIDO DE NUEVO Y SOMOS SALVOS, NOS AMAMOS LOS UNOS A OTROS COMO AMAMOS A CRISTO. Pero si no amamos a nuestros hermanos en Cristo, ¿cómo podemos decir que lo amamos a Él?
Qué nuestro Señor Jesucristo nos guíe en su palabra y lo amemos para que Él haga morada en nosotros, y nos amemos los unos a los otros en Yeshúa Ha Mashiaj.