” Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”
Mateo 16:24
Este es uno de los versículos menos enseñados hoy en día en el cristianismo, pues muchos pastores fundamentan sus prédicas en la fe, esperanza y amor. Y no está mal hablar de estos tres principios, pero el evangelio de la prosperidad ha tomado esto para decirle a la gente que la fe en Cristo le permitirá tener esperanzas para lograr sus sueños y ser exitosos en este mundo, y es así como ellos podrán impartir amor ayudando a todos los que más puedan. Recuerdo que una vez alguien me dijo, Dios te prospera para que tu le des su diezmo, y lo puedes partir para la iglesia y los necesitados. Es así como muchos se meten en la avaricia que es idolatría trabajando y trabajando sin tiempo incluso para su familia según ellos para bendecir con ese 10% a otros, pero lo cierto es que viven en el mundo y para el mundo, llenos de seguros de vidas con los cuales según ellos tienen paz, porque tienen asegurada todas sus propiedades y su familia, y su confianza esta en esas riquezas y su trabajo, dejando de lado la confianza en Dios, pues bien dijo Jesús:
“Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles: Hijos, !!cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!»
Marcos 10:24
Es así como muestran un evangelio que niega lo que realmente nos pide Jesucristo en nuestras vidas. Entonces nos preguntamos ¿Qué es eso de negarse a sí mismo y tomar la cruz?
Para iniciar debemos comprender que negarnos inicia por dejar el mundo y sus deleites, pero no es solamente eso, sino negar las emociones y sentimientos que hay en nuestro corazón, llegando a liberar nuestro corazón de todos sus deseos y todas las ataduras en este mundo, pues bien dijo Jesús:
“El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; 38 y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí. 39 El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.”
Mateo 10:37-39
Nuestros familiares son los primeros que se levantarán con nosotros cuando intentamos llevar la verdad de Cristo a sus vidas, y en ellos están atadas todas nuestras emociones y sentimientos, y es por eso que Jesús nos advierte que si amamos más a nuestra familia o incluso a nuestra propia vida que a Jesús no somos cristianos. Por eso no todo el que me dice Señor, Señor entrará al reino de lo cielos, dice Jesucristo:
“Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
Mateo 20-23
Pero negarse a sí mismo o dejar al mundo, no es sólo dejar las fiestas, parrandas, borracheras, sino que es, dejar morir a nuestras emociones y sentimientos, que en la palabra son llamadas las obras de la carne.
“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.”
Gálatas 5:19-21
Porque las obras de la carne nacen de nuestro interior, pues cuando llegamos a tener enemistades, pleitos, celos, iras contiendas, disensiones y envidias es porque nuestro orgullo y nuestro ego está por encima de nuestro amor por Cristo, por eso la palabra nos pide:
“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.”
Filipenses 2:3-11
Es así como Jesús nos pide dejar al mundo, o negarnos a nosotros mismos y tomar la cruz, porque cuando logremos esto, nuestro corazón será liberado de toda cautividad en esta vida, por eso jesús nos dice:
“ Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”
Juan 8:31-36
Porque el verdadero amor no radica en los sentimientos o emociones pues bien Pablo inspirado por el Espíritu de Dios nos dice:
“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.”
Corintios 13:1-8
Y para terminar reflexionemos en estos versículos:
“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. De cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.”
Mateo 16:24-28
AMÉN